Él es Brasil y a el le debemos haber conocido el pantanal brasilero, haber dormido en una posada de mochileros de verdad (que cuesta tan solo 10000 pesos colombianos), haber encontrado nuestros compañeros de viaje y haber cruzado la frontera boliviana. Brasil fue una persona clave en el inicio de nuestro viaje, un brasilero sencillo y amable que nos ofreció su casa y su hospitalidad y sus conocimientos sobre la vida salvaje en corumbá. Lleva colgado en el cuello un colmillo de cocodrilo, pues a el le encanta jugar con esos animales y no les tiene nada de miedo!, es de las personas que más disfruta lo que hace que yo conozco, cuando vayan allá búsquenlo, todo el mundo lo conoce... Bien, Brasil nos enseñó muchas cosas del pantanal, entre ellas que los rios son extremadamente orgullosos y resisten a mezclarse, tal es el ejemplo del rio negro que durante metros y metros se resistía a ser parte del Paraguay imponente. Nos internamos en las aguas de los dos y es difícil decir cual es más bonito, bueno, el rio Negro tenía muchos más cocodrilos y en él vimos más animalitos que en el paraguay.
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