Hace algunos días que quiero escribir pero le huyo a las ganas de hacerlo y me pierdo de mi, de la voz que me habla a mi misma algunas verdades que fingen no existir.
Es final de año y habitualmente esta época viene cargada de emociones, balancetes, recuerdos y memorias. Y en el medio de las memorias y recursos pienso en tanto que tengo a agradecer, tantos encuentros a lo largo de este año y tantas transformaciones/ cambios.
Siento como cuando se está con una piel nueva, una piel que es bonita pero que aún no está bien acomodada.. difícil acostumbrarse al desconforto que trae salir de la caja pero era aún más difícil estar en la misma piel cayéndose a pedazos.
Aunque tenga plena conciencia de eso, aún no me acostumbro a mi nueva piel, a veces me veo y no me encuentro, no me siento.. que cosa tan rara.
Una cosa es cierta, un chocolate revive sentimientos que estaban cerrados y aparecen como antes, intocables.
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