Hoy genuinamente tuve ganas irresistibles de beber un vino.. de aquellas que no tienen como decir no y antes de que lo pienses ya estás con una botella en una mano y el abridor en la otra.
Puede ser por la lluvia, pueden ser los hormônios o simplemente la necesidad de relajarse o de desahogar la tensión en una taza divina de cabertnet sauvignon.
Después de ella me voy a la red y me relajo y pienso, habrá días azules y días grises, pasarán.
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